jueves, 12 de diciembre de 2013

Suspiros de cambios...

Ay chicos, chicos...Vaya días llevo...Entre el periódico local, los cuentos para niños que estoy haciendo para el albergue juvenil YMCA (Ya Mejor Crecen Alegres) y otras historias que no os voy a contar porque no os divierten, no me da la vida (que diría un colega al que mando un saludo para que se mejore prontito). Casi no paro por casa, que está que vamos, cómo tengo el porche que se me acumulan los periódicos, y menos mal que le he dicho a Roger el lechero que no me traiga nada porque se me pasa. Pero bueno, la verdad, ha sido una bocanada de aire fresco llegar esta noche y ver las luces del coche maderil...No os lo creeréis pero me puse nerviosita, jejejeje...Empecé a acelerar el paso así, como quien no quiere la cosa, para acercarme al buzón que tenía el pirindolo rojo levantado (o bajado, no sé como funciona) y oigo la puertita del coche...Y mi corazón que empieza a latir más fuerte que me parecía que se oía desde fuera...Y esa sensación de que se acerca, la energía fluyendo y el mundo que se ha parado alrededor. Y mi cara de "oh, estabas ahí, estoy tan ensimismada que no te había visto". Y ese Jake sonriendo que te corta la respiración, sujetando un paquetito que había traído el cartero (era de mi madre, que me manda licor café de mi abuelo y otro par de calcetines de lana que me ha hecho mi abuela que ya os enseñaré que son rosa chillón) y que recogió porque parecía frágil. Si os digo la verdad, y hacía tiempo que no me pasaba, no recuerdo mucho de lo que me dijo, porque entre la empanada que tengo yo propiamente dicha y que me quita el sentío este tío, solo me puse en alerta cobra cuando dijo que iban a retirar definitivamente la custodia pero que ya sabría por notificación (bueno, ese rollo que no me apetece contar, al igual de por qué necesito protección policial, que todos jijiji jajaja pero nadie se ha preocupado por el tema...). Creo que se notó por mi parte decepción aunque supongo que Jake creyó que era preocupación pero me dijo que me tranquilizase, que aunque no tuviese orden de protegerme no dejaría que me pasase nada, que mientras él pudiese, ningún mapache volvería a asustarme...Jajajaja, no sé si es muy profesional por su parte hacer ese tipo de comentarios pero a mí me encantó. Creo que nos quedamos en silencio unos segundos face to face aunque a mí me pareció una eternidad, una dulce eternidad, con una suave brisa que era lo único que podía pasar entre nosotros dos hasta que su compañero lo llamó que no sé que tenían que comunicar por radio (sí, un corte de rollo pero pasa en las mejores películas). Y así nos sonreimos, y así nos despedimos...Me dio el paquete (el de mi madre), le di las gracias, me dio una sonrisa, le di un suspiro, me prometió unas azaleas y yo, mentalmente, le prometí...blablabla (esto me lo guardo). Con un "nos vemos pronto, sé donde vives" se giró y yo comencé mi camino de piedrecitas hasta mi puerta y de pronto oigo "por cierto, me gusta tu pelo"...Y ahí me morí...No me morí pero tropecé que por poco me escoño viva, lo que hizo que Jake se descojonase y que yo me fuese con una sonrisa de oreja a oreja y farfullando entre dientes Y eso...Que estoy cenando leche con galletas de jengibre y buscando páginas de jardinería Marcho que teño que marchar. Besis

lunes, 9 de diciembre de 2013

Sonrisas piratas...

Menudos días llevo...Un caos, un caos, un caos...Pero bueno...Que no os conté mi aventura en la Fnac...Joooooo, es que ha sido todo tan bucólico y románico...Ya os enseñé el paquetito que customicé...Pues eso, iba yo happy paseando por el establecimiento recorriendo los círculos amarillos del suelo escuchando "Kids" de MGMT en busca de la sección de lectura a la caza de un libro para niños (flipáis con el juego de palabras, lo sé, así soy yo). Allí me paré a ver si encontraba un cuento en gallego de esos de desplegables pero nada, menuda desazón, todo en castellano, así que ya me veis rosmando por lo bajunis mientras chequeaba el de los piratas que finalmente compré. Cuando de pronto, alguien se agacha a mi lado y me dice: "Estás super graciosa cuando hablas sola". Me giré pensando "tevoyadaryograciosa" pero lo único que salió de mi boca fue una sonrisa ladeada seguida de una carcajada al ver la cara de Jake (SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII), ahí, los dos agachados, con cuentos de críos alrededor, mirándonos en cuclillas (juraría que de fondo sonaba "Cheek to cheek" pero eso ya es otra película...). Huelga decir que nos levantamos (muy monos los dos pero muy poco ergonómico el tema) y mientras él me preguntaba que qué hacía allí, que él tenía unos días libres, que lo necesitaba y blablabla, yo no podía dejar de mirar esos escintilantes ojos de color aguamarina que no cesaban de observarme y esa mandíbula cincelada cual dios griego que parecía moverse al son de algún baile prohibido....Total, que me tenía atontada perdida y que parecía que en mi vida había visto macho igual, pero sí, solo que fue el impacto de verlo fuera de contexto, joer, que la camisa de cuadros y esa barba, diosquetío...Me dijo que si el libro era para mí, jejejeje, salao, y poco más que os creéis que íbamos a tomar algo y no, yo tenía cosas que hacer y él estaba mirando un regalo para su sobri Timmy que este finde estuvo de cumple y quería ayudar a su hermana a prepararle la fiesta sorpresa en el backyard. Y eso, que hasta el miércoles no vuelve al turno...Pero yo por si acaso hago galletas de jengibre todas las mañanas y todavía tengo las azaleas sin replantar...Marcho que teño que marchar. Besis

The Times New Roman huele a azaleas...


Bueno, bueno, bueno, no sabéis lo que me ha pasado anoche. Serían las 2 am. Estaba yo en mi despachito de la planta baja con mi vieja Olivetti negra acabando un artículo para el periódico local en el que colaboro - "The Times New Roman" - cuando empiezo a oir unos ruidos extraños provenientes de la cocina. Me empiezo a acongojar un poquito y claro, voy para allá mientras voy diciendo "¿hola?" y sin encender las luces, no vaya a ser que moleste a un psicópata o algo. Oye, menudo susto, estaba parada en la isla de la cocina oteando con la cabeza y no sé qué pasó corriendo que pegué un grito que se escuchó en Massachusetts y ya me ves al pobre Jake corriendo esfoguetado y yo ahí parada con mi camiseta de los New York Yankees 5 tallas más grandes (pero como estilizan las rayas verticales) mítica del maromo de 1'90 del que no puedes deshacerte aunque siempre te hace sufrir y que no le vas a devolver ni vas a lavar porque todavía huele a "One Million" de Paco Rabanne, y los calcetines de lana que me hizo mi abuela y que tengo que acordarme de llevar a la aldea porque puedo flipar del frío, menudas pintiñas...Pues nada, estaba la cocina hecha un cristo y por el suelo las galletas de jengibre que había hecho; se ve que fue mapache que se había colado por la puertita que hay para el perro que no tengo (y me reía de cuando se me coló el murciélago en verano) y menos mal que Jake estaba ahí y me tranquilizó, me dijo que me tomase un menta poleo calentito y que fuese a dormir tranquila, que estaría toda la noche vigilando, que no me preocupase, que doblaría turno...¡Qué cielo! Dormí como una bendita y hoy por la mañana, bueno, ¿no va y me trae unos churros por la escaramuza con las galletas? Vamos, imaginaros mi cara de alucine, ¿cómo sabrá que me gustan? No sabía yo que los vendían en Starbucks...Obviamente lo invité a desayunar pero esta vez en una taza de verdad, de las que se pueden meter en el micro, y mientras me comentaba que el bicho se había cargado mis azaleas pero que si quería un día me ayudaba a arreglar el jardín del backyard que su madre ganó algún concurso regional o no sé que rollo, y bueno, a ver, aunque a esos ojitos escintilantes no se les puede negar nada...Y así, que no ha debido ir a mi instituto porque he estado mirando en los anuarios y nada, no lo ubico, ya le preguntaré porque yo a este tipo lo conozco de otra película o algo...Un show...Bueno, marcho que teño que marchar. Besis

Café, café...






A veces me gustaría tener a unos polis custodios en la puerta de mi casa para poder llevarles café recién hecho en vasos de cartón (de los baratos) y que me saluden con un toque en la visera de la gorra mientras yo agradezco su protección mientras compungida me cruzo de brazos intentando crubrirme del frío con mi chaqueta de lana con grecas muy fashion y Jake, con su sonrisa perfecta y sus ojos aguamarina (creo que es el mismo que me crucé imaginariamente el día que casi me atropella una furgalla de la Nacional) me dice que para eso está el cuerpo, para protegerme, y que cualquier cosa que necesite, que oye, que ahí están, como si es para colgar un cuadro o para arreglarme los fusibles, muy majos, la verdad, y Jake, un encanto, yo creo que iba a mi instituto y era capitán del equipo de rugby (me corrigen: fútbol americano), he de preguntarle porque me suena mucho...Y eso...Ya después sigo plantando las azaleas en el backyard...Besis — sentíndose especial.

Tiempo sin tiempo...

Tiempo sin tiempo...
La máquina de los sueños se pone de nuevo en marcha, lentamente.
El tiempo parece haberse detenido y no quiero que retome su curso habitual.